sábado, 16 de abril de 2011

Quinquela Martín


Aguafuertes de Quinquela Martín
por Juan Carlos Montamat y Eduardo Jainer Aude

Si los espectaculares y coloridos óleos de Quinquela Martín son parte viva de la iconografía e historia argentina y  materia de retrospectivas, ediciones, charlas y muestras, es interesante descubrir el valor que tienen sus grabados. Se trata de obras en blanco y negro, algunas coloreadas, de gran fuerza expresiva, con vida propia independiente de sus telas; piezas muchas veces ignoradas por el público e incluso por los mismos especialistas, inspiradas tal vez, por los artistas militantes del "grupo del pueblo" y por su siempre compromiso social para con los suyos.
En los años turbulentos y avasallantes de la primera mitad del siglo pasado, cuando las técnicas se pusieron al servicio de las artes, el grabado se presentó como un medio expresivo y accesible de los artistas para llegar al común de la gente con el mensaje de su arte, ya que permitía que las obras pudieran ser reproducidas luego en afiches y periódicos de propaganda.
La elección de primeros planos, la lucha del hombre con elementos gigantescos, el amor, el peligro, el drama, la alegría están representados en blanco y negro, en aguafuertes producidas entre 1939 y 1948 y que llegaron al medio centenar. Los temas elegidos por el maestro registran en algunos casos la realidad de la zona portuaria y su gente, motivos conocidos por el artista que por muchos años trabajó y vivió en la zona del viejo puerto de la boca, otros reflejan su costado más comprometido, representando por mendigos, trabajadores heridos y mitines obreros, así como imágenes de una ciudad futura amenazante, plagada de grandes rascacielos como los que hoy brotan a modo de perturbadora premonición.
Captó la sustancia más profunda de las cosas, trasladó a sus obras el sentimiento profundo que despertaban en él su barrio, su gente y su lugar de pertenencia.
No todas las obras maestras de la pintura están expuestas en los museos del mundo, muchas colecciones, como la que hoy se presenta en el Museo Emilio Caraffa, pertenecen al patrimonio privado.
Nuevamente este aporte privado asume su compromiso social deleitándonos con esta obra gracias a su incansable esfuerzo y dedicación, logrando reunir esta colección que hoy tenemos el honor de apreciar.

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