sábado, 19 de marzo de 2011

Candelaria Silvestro



Pinturas de Candelaria Silvestro
por Oscar Smoje


Un estado de ánimo crepuscular marca definitivamente el sesgo de la pintura de Candelaria Silvestro, una suerte de diario íntimo que explora la superficie más próxima de su vida en las sierras, proyectando sobre ella un efecto de extrañamiento. Su obra trabaja en una zona de fronteriza en la que la amabilidad de las flores y el misterio de los jardines conviven con profecías negativas sobre el destino de la naturaleza. Suaves escenas de la vida pastoril y presencias que evocan el dulce topos de lo femenino en ocasiones tiemblan ante los contornos fantasmágoricos de sus personajes.
Sin lugar a dudas lo más interesante de este conjunto de pinturas es la sensible amplitud de la mirada que sondea su espacio íntimo y confirma su calidez de la mirada que sondea su espacio íntimo y confirma su calidez a la vez que encuentra allí un peligro distópico. Sostenidas siempre por un elaborado rigor formal y un enorme sentido de la experimentación, la verdadera que auscultan las pinturas de Candelaria es la de su propio espacio psíquico, y es sabido es que en esos dominios siempre se cierne el peligro sobre las aguas más calmas. Y por ello no es equivocado afirmar que en estas obras las pinturas es un gesto de autopercepción. 

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